Esta semana ha sido muy intensa; de lunes a jueves hemos estado mañana y tarde colaborando con el colegio La Salle de Nueva Guinea.

En esta ocasión no tuvimos ningún problema con los materiales, si necesitábamos algo para las manualidades, o folios, se tenía en el colegio o bien se compraba sin demora (algo que en las comunidades es imposible). Nos sorprendió encontrar a los cursos mayores en clases improvisadas, una en el salón de actos y otra junto a los antiguos baños donde se habían colocado pupitres y la correspondiente pizarra. El número de alumnos también llama la atención (42 en algunas clases).-Algunos alumnos tienen situaciones complicadas en casa, abandonos, dificultades económicas, incluso algún posible maltrato-, comentaba la profesora de 4º,- y sacan los problemas en la escuela, lo que no facilita la labor docente.

Pese a estas dificultades la experiencia en el colegio ha sido muy provechosa o, al menos, así la valoran los alumnos, los profesores y, por supuesto, nosotros. Hemos tenido la oportunidad de pasar por todas las clases desde preescolar hasta undécimo (último grado aquí) y, por las tardes, disfrutamos de un tiempo más distendido de juego. Los profesores y los alumnos nos ayudan a sentirnos y reconocernos parte de la comunidad puesto que, como ya los conocemos, nos saludamos por la calle, podemos charlar y, gracias a las facilidades de internet, ya hemos quedado para intercambiar material. Santos, el director, cuando preparábamos la semana, nos abría las puertas y nos invitaba a estar cuanto más tiempo mejor ya que, muchos de los alumnos, jamás habían conocido a ningún hermano de La Salle; se sentían curiosos, nos hacían muchas preguntas y aún hoy nos siguen transmitiendo su cariño cuando los encontramos por la calle.

El viernes volvimos a tener formación con maestros, al igual que la de El Ayote, pero esta vez con los de las comunidades de Nueva Guinea. Fue un gusto volver a ver a los maestros que nos acogieron en sus escuelas durante las giras (a veces en sus propias casas) y seguir compartiendo con ellos.

Hemos tenido tiempo de seguir charlando con los sacerdotes (Mariano nos llevo a una entrevista en la radio para que nos conocieran los oyentes) y otras visitas como Mario Fanjul (coordinador de proyectos de Cáritas) y el hermano Francisco.

Seguimos estando muy atentos en nuestro día a día a lo que nos cuentan y a lo que vemos. Hay momentos en los que no paramos de preguntar y de asombrarnos y nos duele la indefensión de los más débiles. El otro día, por ejemplo, conocíamos, entre otras, la historia de una niña de 15 años que había sido violada y no podía denunciarlo porque si lo hacía, la iban a matar (así de duro). Pese a esto, y aunque se remuevan cosas por dentro, las personas siguen trabajando por estar presentes, por el desarrollo de las comunidades y por minimizar las situaciones de riesgo. Desde este espacio todo nuestro apoyo a los que trabajan por los más débiles.

Un fuerte abrazo

Nicas 2012