Mirar al Sur / Noticias
RR HH - Voluntariado de Verano
Noticias enviadas por los Voluntarios/as de Verano, directamente desde el Sur: India, Bénin, Burkina Faso, Camerún, Costa de Marfil, Etiopía, Guinea Ecuatorial, Mozambique, Rwanda, Tchad, Togo, Argentina, Guatemala, Nicaragua, Perú.
Esta semana los kilómetros que nos separan de casa parecieron desaparecer. Saboreando la tortilla de patata y el pan tumaca, que con la ayuda de Corin y Joël pudimos preparar para nuestros amigos y amiga, nos hemos sentido como en casa.
La diversión continúa también por las noches gracias a que Justin y Yanick nos preparan juegos, bailes y canciones para pasar buenos ratos juntos/as.
También esta semana hemos tenidos varias salidas, Franco, el cura italiano, nos invitó a su casa dónde entre historia e historia pasamos la tarde. También visitamos Ekali, una reserva para gorilas y otros primates. Lo que más nos llamó la atención de esta reserva es que toda la población participa activamente en el proyecto cuidando el hábitat y el bienestar de estos animales.
El trabajo continuó hasta el fin de semana, que llegó con un cambio en la rutina. El sábado, una vez que nos subimos a la furgoneta, nos dirigimos a Yaundé, lo primero que hicimos allí fue visitar la comunidad de Hermanos de La Salle. Nos acogieron con mucho cariño y se esforzaron en facilitarnos la comunicación, gracias a que uno de ellos hablaba español y actuó como traductor ante el visitador del distrito de África Central (Camerún, Chad y Guinea Ecuatorial). Después dimos un largo paseo por la ciudad, hasta llegar a un bonito parque (jardines de Santa Anastasia) donde disfrutamos del picnic que llevaban preparado. Para bajar la comida decidimos bailar un poco y Mani trató de enseñarnos sus mejores pasos. Tenemos la certeza de que no tenemos las mismas articulaciones que él y por eso nos es tan difícil seguirle. Para terminar el día nos prepararon una pequeña fiesta en la “maison” y DJ Obama estuvo a cargo de la música.
Con el comienzo de la semana, llegó la hora de trabajar, el sudor, las agujetas y el cansancio. Cada persona realiza una función diferente en la obra, bien sea transportar bloques, arena, y piedra; cavar, serrar los filamentos de hierro para preparar la estructura de la casa… algunas tareas pueden parecer más importantes que otras, pero todas son esenciales para que el proyecto salga adelante. La verdad es que poco podemos aportar porque ellos son capaces de hacer en un viaje lo que a nosotras nos lleva tres, como Jane Clod que llena su carretilla con 14 bloques a pesar de sus 18 años. Al final lo más importante no es el trabajo, sino las conversaciones que tenemos entre cubo y cubo. Poco a poco nos acostumbramos a la nueva rutina, levantarnos temprano, para orar a las 6:30 y a aprovechar cada rato libre para pasar tiempo con nuestros nuevos amigos. Parece que nosotros/as también nos estamos ganando un hueco en sus corazones pues el miércoles en la oración de la tarde, Obama, con el que todos/as tenemos una conexión especial, nos conmovió rezando el Ave María en nuestra lengua, con todo el esfuerzo que ello supone, nuestros brazos se “respigaron” y no pudimos contener la emoción, hizo que nos sintiéramos como en casa.
El avión aterrizó en Yaundé (Camerún) después de seis largas horas; con todas las maletas en mano nos dimos cuenta de que, los dos años de preparación habían valido la pena; la bienvenida fue muy cálida e inesperada, llena de besos y abrazos. En un instante, Obama y Jordan se subieron al techo de la furgoneta y, entre todos, les íbamos pasando las maletas para colocarlas. En ella dieciséis personas, muy diferentes entre sí, nos dirigíamos a Mbalmayo, cantando y dando palmas dispuestos a compartir un gran mes de convivencia.
Los primeros choques culturales surgieron durante el trayecto, pues por la ventanilla se podían apreciar situaciones muy distintas a las que estamos acostumbrados y acostumbradas. Cuando llegamos al lugar que se convertiría en nuestra casa, todos los voluntarios lasalianos cameruneses estaban despiertos para recibirnos y tras una presentación fugaz nos fuimos a dormir.
Los últimos días en Nagapattinam han sido especialmente intensos, de esos que no se olvidan. El domingo por la mañana vimos nuestra obra acabada (¡por fin!), y empezamos a entender un poco mejor que todo estaba a punto de terminar. Sin embargo, en ese momento lo único que podíamos sentir es orgullo al ver el cole luciendo espléndido y con un nuevo y colorido comedor donde los más pequeños podrían disfrutar de sus tiempos libres. Por la tarde, el H. Reegan nos dio indicaciones claras de descansar para estar listos para los días que vendrían, donde seríamos protagonistas de momentos emotivos que se grabarían en nuestra memoria y corazón para siempre. Pese a ello, después de comer hicimos una pequeña salida al supermercado más cercano para comprar productos que llevar a nuestras casas e incluso regalar a nuestros seres más queridos, y poder así recordar cómo sabe a hogar la India.
El lunes tuvimos la suerte de pasar toda la jornada de clase en clase, recordando una vez más las canciones que han sido banda sonora de nuestra experiencia y jugando con los niños. Lo que hiciéramos era una excusa, ya que el mayor regalo era poder pasar tiempo con ellos, abrazarles y ver esas sonrisas tan puras y la emoción en sus ojos negros una vez más. Antes de la cena, dejamos las maletas a un lado (ya desempolvadas al sacarlas de debajo de la cama) y fuimos a celebrar el cumpleaños de Arun, uno de los estudiantes del cole. Y ahí estábamos nosotros, en su casa junto con toda su familia, como invitados de honor, comiendo pastel y otros postres típicos de la región y compartiendo un momento tan mágico sin apenas entendernos. La hospitalidad de la India nunca ha dejado de sorprendernos, y creo que nunca dejará de hacerlo. Por la noche, vivimos un momento de compartir con los Hermanos de la Comunidad, que nosotros ya sentimos casa. Fue un momento de agradecimiento y de poner palabras a lo que ha supuesto esta experiencia para cada uno de nosotros. Un momento que dejaba entrever las primeras lágrimas de despedida.