Mirar al Sur / Noticias
RR HH - Voluntariado de Verano
Noticias enviadas por los Voluntarios/as de Verano, directamente desde el Sur: India, Bénin, Burkina Faso, Camerún, Costa de Marfil, Etiopía, Guinea Ecuatorial, Mozambique, Rwanda, Tchad, Togo, Argentina, Guatemala, Nicaragua, Perú.
Siri
Cuando llega la época de lluvias, época de cultivo, es época de mucho trabajo. Siri Traoré Aisha, es una niña de religión musulmana y etnia Mosi, tanto ella como su familia son extranjeros, emigrantes de la zona centro de Burkina Faso, por eso no tienen tierras en las que cultivar. Viven a las afueras de la ciudad, en el límite norte, allí siguen construyendo su pequeña casa, serán dos habitaciones, las justas, en África se hace vida en la calle, a casa solo se va a dormir.
Se despierta temprano, a la vez que el sol, como ha sobrado algo de arroz de la cena, hoy puede desayunar, coge su cuenquito de calabaza y se retira a su rincón favorito del patio, le gusta ese sitio porque desde allí alcanza a ver la inmensidad del campo y los árboles, cuando amanece es bonito, le gusta perderse mientras imagina historias que podrían ser, imagina un futuro lejos del cultivo sueña con ser maestra, o arquitecta, le encantan las matemáticas. Mientras come el último puñado de arroz despierta de su ensueño, y se levanta, tiene que preparar las cosas para el día, será largo y lo pasarán fuera con el burro, el arado y el maíz. Irá toda la familia, incluido su padre, cosa rara porque los hombres extraña vez van al campo. Está contenta porque sabe que cerca también estarán sus amigas, podrá verlas, estar y jugar con ellas en algunos ratos, no mucho, porque hay que ayudar en la siembra.
El domingo 26 llegó un grupo de cuatro voluntarios procedentes del País Vasco al barrio, llegaron cargados de ilusión y ganas. Por un momento nos hacen recordarnos a nosotros mismos ya tres semanas atrás.
El martes partimos hacia la población de Valle Hermoso a lo que aquí llaman “Colonia de aprendizaje”, tres días de convivencia orientados a los niños con más dificultades en la escuela, con el objetivo de reforzar sus conocimientos, en los que los alumnos conviven con un grupo de educadores .
A este encuentro se sumaron un grupo de jóvenes que habían abandonado sus estudios al terminar la educación primaria, y que gracias a la insitencia de los hermanos y colaboradores los han retomado, teniendo como objetivo la obtención del título de la educación secundaria. Hay que destacar de estos la ilusión por salir de la situación de marginalidad que muchos de ellos viven. Todos ellos sueñan con un futuro mejor.
Por aquí seguimos, de parroquia en parroquia, actualmente en Mulukukú, aunque próximamente nos toca nuestro penúltimo traslado, esta vez a Siuna. Dejábamos la narración de nuestras aventuras en El Rama, con las maletas listas para trasladarnos a Ubú Norte.
Nuestra estancia en Ubú Norte, aún a pesar del viajecito para llegar hasta allí, fue una delicia. El viaje fue una pequeña odisea, 380km de carreteras y caminos que nos llevó recorrer la friolera de 10 horas. Lo de friolera es una forma de hablar, porque frío poco, eso sí, mucha, mucha lluvia. Y creedme, estos dos aspectos se notan bastante cuando viajas en la parte trasera de una furgoneta, entre maleta y maleta.
Pero para contrarrestar esa aventura para llegar, estuvo la maravillosa y cálida acogida que tuvimos en Ubú Norte. ¡Qué bonito sentirse queridos y brazados por toda esta gente! En nuestra estancia en esta parroquia, tuvimos la enorme suerte de convivir durante unos días en casa del padre Griserio, con su madre y la señora Dolores, que nos abrieron las puertas de su casa y nos cuidaron como si fuéramos sus propios hijos, o mejor incluso!
Por fin el día 20 comenzamos con la tarea de pintura de las instalaciones del internado. Y para celebrarlo hemos merendado un bien merecido bocata de lomo ibérico.
Además de esta nueva terea, continuamos realizando actividades con los internos/as de la misión y colaborando con las Hermanas. Hemos creado un pequeño grupo de estudio con las niñas de 7ª y 8ª curso, ya casi se saben la tabla del 3. También hemos realizado talleres de pulseras y seguimos haciendo mucho deporte con ellos.
Los ratos libres los pasamos hablando con lo jóvenes y aprendiendo mucho de ellos/as y su cultura, es muy divertido poder compartir tiempo con ellos.
Esta semana hemos conocido a Hugo el trabajador de PROYDE en esta zona, y con él hemos visitado las asociaciones cooperativas agrícolas de Massane y Daka. En ellas se producen todo tipo de hortalizas que después venden en el mercado.
Y este fin de semana también hemos participado en la catequesis de jóvenes, que tienen todos los sábados, y con el grupo de Infancia Misionera (niños de 2 a 15 años que también se reúne el mismo día).
Estoy cansada, tengo calor, tengo sueño, estoy pegajosa, tengo laterita hasta en las pestañas, tengo hambre, tengo picaduras de mosquito por todo el cuerpo, de vez en cuando también ando llena de hormigón, de tierra o de lo que surja, me pica todo, sigo teniendo sueño y sigo teniendo hambre y así pasan los días… despacio, poco a poco, durmiendo mucho (mucho es MUCHO) y comiendo con ganas, “À l’Afrique, si tu ne mange pas, la Afrique te mangera” (En África, si no comes, África te comerá).
En África se va despacio pero se avanza, en especial si eres mujer, si no solo cuidas de la casa, cultivas la tierra, recoges leña, vas a por agua, preparas la comida, vendes en el mercado, cuidas de los pequeños (con ayuda de las pequeñas)… sino que también caminas, caminas y caminas con todo lo trabajado encima de tu cabeza, con un bebé a la espalda y con tres tras de ti.
Nosotras también vamos avanzando y no solo en la cantidad de árboles plantados o un muro casi terminando. Compartir, mejora las relaciones, compartir algo más que trabajo o cemento, compartir sueños. Soñar con ser albañil o policía, soñar con un futuro en la dura África o en la idealizada Europa, soñar con tener una familia (cada uno a su estilo) y decirlo en alto mientras hacemos hormigón, es un tesoro.