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Lo decimos en serio, PROYDE es una Organización que cumple con su Misión de manos de su voluntariado. Y en este 5 de diciemnre, queremos agradecer ese impulso que dais a PROYDE. António Guterres, Secretario General de la ONU, nos lo recuerda en su mensaje para el día de hoy: “El rol activo del voluntariado en conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible merece todo el apoyo por parte de los Gobiernos y la sociedad en general. En este Día Internacional, quiero agradecer a todos esos voluntarios sus esfuerzos por no dejar a nadie atrás.”
No queremos dejar a nadie atrás. Tanto nuestro voluntariado local como internacional está ahí para eso. Localmente para recordarnos una y otra vez que es necesario pensar en los países empobrecidos con las campañas de sensibilización, con el Comercio Justo, con las actividades de recaudación de recursos. El Voluntariado Internacional en su actitud de estar cerca de las personas a las que llegan las manos de nuestra acción solidaria.
Luis Rebolledo, Hermano de La Salle, Voluntario de PROYDE (Local e Internacional), Delegado de PROYDE – Cantabria, falleció el 3 de octubre de 2019.
Es difícil expresar lo que muchas personas de PROYDE sentimos al saber que Luis Rebolledo había fallecido. Sabíamos, desde hace años, de sus problemas con el cáncer que le afectaban a su voz. Pero que hubiera pasado en metástasis al pulmón nos desazonó y a pesar de nuestros miedos siempre nos refugiábamos en su optimismo incluso en las últimas semanas en que era él quien nos animaba en persona y en las redes sociales.
Luis ha estado comprometido con PROYDE desde hace años. En Galicia y últimamente siendo el Delegado de PROYDE en Cantabria. Su dedicación, de cuerpo y alma, a que PROYDE llevara a cabo su Misión con eficacia e independencia, siempre ha sido un estímulo para quienes nos sentimos parte de la Asociación.
Su compromiso creativo en el Comercio Justo siempre nos ha estimulado. Este mismo comienzo de curso, ya con problemas de salud, fue el primero en hacer el pedido para tener bien surtida la tienda del Colegio La Salle de Santander y de Corrales de Buelna. Las estadísticas de ventas del Departamento de Comercio Justo, nos dicen que el Colegio La Salle de Santander es el segundo en ventas en 2018. Era el fruto de su entusiasmo y su compromiso y del montón de colaboradores y colaboradoras del que supo rodearse.
Un tal Ángel nos dijo una vez que “Ir a África es volver”. Volver a las raíces, a la esencia, a centrar nuestra mirada en las personas. Volver a casa.
Imagínate una gran ciudad con kilómetros para caminar donde todas las puertas están abiertas y las personas se comportan como en un pequeño pueblo. Una ciudad en la que los niños/as juegan por las calles, los comercios no necesitan vigilancia, siempre hay un hueco en la mesa para quien lo necesite, las personas ríen sin que las preocupaciones cotidianas les absorban y donde incluso las extranjeras formamos parte de esa dinámica. Una ciudad que rebosa felicidad. Una ciudad llamada Mbalmayo.
Esta semana los kilómetros que nos separan de casa parecieron desaparecer. Saboreando la tortilla de patata y el pan tumaca, que con la ayuda de Corin y Joël pudimos preparar para nuestros amigos y amiga, nos hemos sentido como en casa.
La diversión continúa también por las noches gracias a que Justin y Yanick nos preparan juegos, bailes y canciones para pasar buenos ratos juntos/as.
También esta semana hemos tenidos varias salidas, Franco, el cura italiano, nos invitó a su casa dónde entre historia e historia pasamos la tarde. También visitamos Ekali, una reserva para gorilas y otros primates. Lo que más nos llamó la atención de esta reserva es que toda la población participa activamente en el proyecto cuidando el hábitat y el bienestar de estos animales.
El trabajo continuó hasta el fin de semana, que llegó con un cambio en la rutina. El sábado, una vez que nos subimos a la furgoneta, nos dirigimos a Yaundé, lo primero que hicimos allí fue visitar la comunidad de Hermanos de La Salle. Nos acogieron con mucho cariño y se esforzaron en facilitarnos la comunicación, gracias a que uno de ellos hablaba español y actuó como traductor ante el visitador del distrito de África Central (Camerún, Chad y Guinea Ecuatorial). Después dimos un largo paseo por la ciudad, hasta llegar a un bonito parque (jardines de Santa Anastasia) donde disfrutamos del picnic que llevaban preparado. Para bajar la comida decidimos bailar un poco y Mani trató de enseñarnos sus mejores pasos. Tenemos la certeza de que no tenemos las mismas articulaciones que él y por eso nos es tan difícil seguirle. Para terminar el día nos prepararon una pequeña fiesta en la “maison” y DJ Obama estuvo a cargo de la música.
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