Esta semana ya nos hemos metido en faena y en rutina, una vez establecidos los horarios, el trabajo a realizar y los descansos, chatti en mano ponemos lo mejor de nuestra parte.

Cabe destacar que el lunes fuimos invitados a la inauguración de un nuevo centro de estudios de los hermanos de la Salle en Mangalagiri. Por la noche y para la cena, disfrutamos de la compañía de los hermanos del colegio de Keelamudiman además de encontrarnos con voluntarios de Proyde de Valencia que también estaban allí -poder hablar un poquito de español a este lado del mundo siempre es un placer-.

El viernes por la mañana fuimos al estadio deportivo de Tuticorin porque los chavales del colegio tenían competiciones deportivas -acontecimiento que sucede una vez al año- de atletismo, salto de altura, lanzamiento de pértiga...

Pero normalmente, por las tardes después del trabajo, nos dedicamos a hacer algún taller con los niños. Esta semana hemos hecho pulseras con abalorios y un taller de collage.. ¡¡se han vuelto locos!! Ha habido que explicarles como funcionaba un pegamento porque nunca han visto uno... Es bien cierto que ya no nos asustamos de estas cosas... ¡¡esto es India!! y la vida se vive de otra forma y es que ya son casi dos semanas a este lado del mundo y empezamos a ver lejana España y sus costumbres. Te adaptas a esta vida como tus instintos te permiten cargando chattis de cemento hasta cansarnos... pero enseguida se recupera el aliento pensando que otros trabajan mucho mas por menos de un euro al dia -al albañil le pagan 70 céntimos de euro diarios-.

Ver los pies descalzos por la arena, ya no nos extraña... Tampoco ver a niños que con 10 años no van al colegio porque tienen que aportar dinero a sus casas.

Pero sin duda alguna lo que aun nos sigue sorprendiendo es salir a la calle y que todos nos admiren, que las madres quieren que abracemos a sus hijos, que les demos la mano, que les sonriamos a los ancianos y ellos nos sonrían pensando que por ser blancos somos algo superior a ellos...esta cultura es así, aquí hay millones de personas viviendo muchos siglos con la resignación de haber nacido en una casta baja y sin ningún afán por cambiar... nosotros seguimos intentando poner nuestro granito de arena, dándoles todo nuestro cariño y alegría a esas gentes que con sus ojos centellantes observan incrédulos.

Esta sensación la percibimos de mayor manera cuando hacemos alguna excursión, este fin de semana hemos viajado al sur, hemos visto un templo en memoria de Ghandi en Kanniya Kumari, uno de los lugares mas turísticos de la zona, nos hemos perdido en los pasillos de Padmanatha Puram Palace para a continuación -y siendo este el mejor momento de la tarde- darnos un refrescante baño en Thirparappu water falls -por supuesto, y como viene siendo costumbre por aquí, chicos y chicas separados-. La guinda del pastel fue visitar Thothippalam, un puente enorme que impresiona por el entorno que le rodea y las vistas.

Además, el domingo fuimos invitados a una preciosa celebración religiosa en la Iglesia de la zona de pescadores, una de las más pobres de Tuticorin.

Así que seguimos estupendamente por aquí, con los colores de los saris, el silencio imposible en el colegio, el olor a sándalo y jazmín y sobre todo las sonrisas de estos niños que nos llenan infinitamente día tras día...

Un abrazo

Germán, Jose Manuel, Aida y Lucía