Cuatro cooperantes de PROYDE relatan sus experiencias en el Chad, Guinea y Nicaragua


12.10.09
J. OLANO | Norte de Castilla | PALENCIA


El verano ha sido muy diferente para ellos. Aunque tampoco les resultaba raro, pues en la mayoría de los casos repetían experiencia. No se han tumbado en la arena de la playa ni han disfrutado de la piscina, pero no lo han echado de menos porque se han entregado un verano más a Promoción y Desarrollo (PROYDE), una oenegé vinculada a los colegios de La Salle con la que han trabajado diferentes realidades en países del Sur.

 

Son Jesús Manuel Herreros, Ángel Hernando, Tirso Verdugo y Desirée Cueto, que han estado como cooperantes de PROYDE en el Chad, Guinea y Nicaragua, respectivamente. La misión de PROYDE es hacer ver que es posible construir un mundo en el que todas las personas vivan dignamente y ser cauce para la participación de quienes desean vivir la solidaridad, y en esa tarea se han empeñado y colaborado entre cuatro y siete semanas del verano, y que ahora han querido dar a conocer con motivo de la reciente celebración del Día del Cooperante.


El capellán de La Salle Jesús Manuel Herreros recuerda cómo en el cantón de Dono Manga (República del Chad) ha estado con otros cuatro voluntarios compartiendo durante mes y medio la vida de aquellas personas de raza negra que en su mayoría son de religión musulmana.


Han trabajado en un hospital, con actividades para niños y jóvenes. «La vida de aquellas gentes se manifiesta en estado puro, pues existe el hambre, la desnutrición, el sida, la vida que nace y la vida que muere. Nosotros y las personas que en Dono Manga han optado por entregar su vida a favor de los más pobres esperan que algún día la nueva generación de jóvenes concienciados y bien formados inicie en aquellos poblados una nueva forma de pensar, en donde el desarrollo, la justicia y la libertad personal sean una realidad en el corazón de los chadianos», reflexiona. Jesús Manuel Herreros invita a los palentinos que así lo deseen a unirse a PROYDE, «porque hoy el horizonte rojo de África está abierto», destaca.


Por su parte, el hermano y docente de La Salle Ángel Hernando destaca que en Guinea Ecuatorial hay muchos chicos que desean aprender para poder salir del país a estudiar una carrera, y sobre todo les interesa España por la lengua y por las costumbres.


Una dificultad que encuentran allí es que no tiene profesores preparados para impartir las enseñanzas, ya que carecen de universidades. Tres profesores -uno de Lengua, otro de Matemáticas y otro de Física y Química- han estado durante el mes de julio impartiendo clases a esos jóvenes y preparándoles para hacer la Selectividad española. También han atendido a un grupo de jóvenes catequistas en Lea, un barrio de Bata, donde han estado formándoles en dinámicas de grupo para que después les puedan servir en las catequesis que imparten en los poblados. «Ha sido un mes muy enriquecedor, porque además nos ha servido para ver que viven felices a pesar de las carencias materiales, higiénicas o sanitarias», explica Ángel Hernando.


Por otra parte, la profesora seglar Desirée Cueto comenta que en el proyecto de Mulukukú (Nicaragua), al que ha ido en un grupo de cuatro personas, han conocido la labor que se hace allí en la construcción de escuelas y formación de maestros. «Es una inmensa zona prácticamente abandonada por parte del gobierno, que vive entre la explotación y la represión», explica.


No obstante, Desirée Cueto destaca que hay focos de esperanza, como la formación de cooperativas, a través de los que buscar la autogestión y el autoabastecimiento. «Trabajan en grupo, en comunidades que se apoyan, se capacitan unos a otros y valoran la riqueza que tienen en sus tierras. Quieren vivir de ellos, pero también por ellos», destaca, a la vez que se centra en la mujer como otro aspecto que le ha impactado en la sociedad nicaragüense. «Dentro de una sociedad donde está excesivamente marginada, donde vive la violencia y el abuso desde la infancia, la mujer nicaragüense lucha por sacar hacia delante a su micromundo», agrega.


Como balance de este verano, Cueto insiste en que «de allí nos hemos traído un aprendizaje de vida, una vida pobre materialmente, pero sencilla, de acogida y de lucha diaria».


Estas experiencias son reflejo del lema de PROYDE: 'Mucha gente pequeña, haciendo cosas pequeñas, en muchos lugares pequeños, puede cambiar el mundo'. En este curso, las oenegés lasalianas quieren fijar la atención en el objetivo 6 del Milenio, que es el de combatir el sida, la malaria y otras enfermedades.