REDES reunió en Madrid y en Asturias a representantes de proyectos en la zona y a políticos para informar y alertar sobre la situación pre-referéndum que se está viviendo en el Sur Sudán.

El pasado día 20 en Madrid y el 21 en Asturias, se habló de Sur Sudán. REDES en el marco de su campaña “África cuestión de vida, cuestión debida”, organizó estos encuentros para acercar una realidad que se escapa de los titulares de medios de comunicación. El 9 de enero el pueblo de Sur Sudán, tiene la oportunidad de cambiar su historia, con un referéndum que les da la opción de separarse del norte. En el acto, diversas personalidades analizaron la actual situación y las posibles consecuencias tras la celebración del referéndum.

En Madrid el encuentro se realizó en el colegio Mayor Chaminade y tuvimos el placer de contar con dos personas representantes del Proyecto Solidaridad con Sur Sudán (SSS), Luz Enith Galarza y Peter Stemp, que trabajan en la formación en educación y salud, Ramón Gil Casares Embajador español en Misión Especial de la Dirección General de Política Exterior para África, Jean - Arsene redactor de la revista de Mundo Negro, y con testimonios y opiniones de Jacob Akol periodista sur sudanés afincado en Inglaterra.

Sudán es un país muy complejo y diverso, tiene una población estimada de 43 millones de habitantes, con más de 500 grupos étnicos árabes y africanos. La población del norte, de mayoría musulmana, tradicionalmente ha monopolizado el Gobierno, mientras que los habitantes del sur son un total aproximado de 12 millones de africanos. Jacob Akol comenta: “llegar hasta aquí ha supuesto una sangrienta historia que supera al conflicto de Darfur y de Rwanda juntos. Han sido casi 40 años de guerras entre el Norte y el Sur, desde la independencia de Sudán del condominio Anglo-egipcio el 1 de enero de 1956. Se estiman que desde entonces han muerto entre 4 y 5 millones de sur-sudaneses y casi el doble han sido desplazados internamente y externamente como refugiados”.

El acuerdo de paz (CPA) entre las dos partes de 2005 marca ante todo un momento histórico. Supone, según expresa Akol, “una oportunidad y una nueva senda tanto para el sur como para el norte”. El embajador Ramón Gil-Casares, puntualiza, no obstante, que el CPA fue un acuerdo entre dos partes, en el que “no se tuvo en cuenta ni se consultó al resto de los partidos del norte, a los movimientos del este y del sur, a los movimientos que en ese momento había en Darfur o a la sociedad civil. Ahora bien, ya está hecho y aunque mucha gente vaya a estar descontenta con el acuerdo, a estas alturas no es momento para replanteárselo; hay que seguir con él y España lo apoya. De hecho se ha comprometido con 82 millones de euros para este proceso (el CPA), 70% destinado para el Sur y el 30% para el Nortes”. Sin embargo, también apunta que “hay que esperar, y que si efectivamente existe una secesión cada nuevo país deberá decidir, entre muchos otros asuntos, sobre su política exterior y de nuevo comenzar las negociaciones. Da igual el resultado, pase lo que pase, probablemente será una nueva desgracia para el pueblo sudanés” – aseguró.

Sobre esta sensación, Luz Enith Galarza misionera del Proyecto Solidaridad Sur Sudán desde hace dos años, explica que hay mucha gente “esperanzada” con esta situación, según ella muchos sur-sudaneses residentes en el Norte, prefieren vivir otros 4 ó 5 años de guerra y dificultades que toda una vida dependiendo de un régimen que les oprime. Sin embargo ni Luz ni Peter Stemp se atreven a realizar predicciones sobre el resultado: “En estos momentos es my difícil distinguir entre rumor y realidad; sí es verdad que el espíritu en el Sur es de secesión, pero no podemos olvidar que el Norte no se lo permitirá tan fácilmente”. El mismo 20 de diciembre, Gobierno de Jartum declaraba que si el Sur opta por la secesión, cambiarán la constitución y declararán la ley del Islam, la Sharia, en todo el país y además los sur–sudaneses del Norte perderán el derecho a la ciudadanía.

Por otra parte, dicen, que el Presidente Bashir no quiere pasar a la historia como el presidente que dividió al país, pero además según Jacob Akol, al gobierno le interesa retener el Abyei, (región petrolífera y limítrofe entre el norte y el sur que también tiene su propio referéndum) por una serie de razones: en primer lugar le permitirá la continuidad de las concesiones petrolíferas. El Abyei permitirá a su vez que la deuda externa sea compartida por el norte y el sur, así como un trato favorable por parte de los acreedores internacionales. “Además probablemente librará al Sudán del Norte o al Sudán unido (este último en caso de que no hubiese secesión) de sanciones económicas en el futuro y favorecerá un mejor trato del Tribunal Penal Internacional respecto a los cargos de genocidio que pesan sobre el presidente Al Bashir”, agrega el periodista sudanés.

Límites y oportunidades

La condición mínima para que el referéndum sea válido es que al menos el 60% de los registrados acudan a votar; si acude menos el resultado no tendrá validez. Y para lograr la secesión bastará con que la vote el 50% más uno. Hasta la fecha se han registrado se más de 3 millones de personas. En las papeletas de votación la mano levantada significa
La separación, las manos juntas, la unidad.

De nuevo los dos representantes de SSS afirman que el ambiente pre-referéndum es de ánimo y de participación; a pesar que desde el Norte se está intentando obstaculizar el proceso, la gente está haciendo lo imposible por participar. “Están llegando los sur-sudaneses del norte, y miles de personas de la diáspora retornan a su país de origen, dispuestos a tomar las riendas de la región”. Este dato es sin duda clave para la reconstrucción del nuevo país –si se separara– y una de las claves del Proyecto SSS: poder contar con los sudaneses que retornan y que han recibido formación. Hay que cambiar estas cifras: 9 de cada 10 personas son analfabetas; 1 de cada 4 niños muere antes de cumplir los 5 años; hay un médico por cada 100000 personas, 8 de cada 10 personas se ha desplazado alguna vez.

Peter Stemp explica que el objetivo del proyecto SSS, es superar estas cifras y basarse en las oportunidades de desarrollo de un pueblo joven, trabajando en la educación y salud. En dos años de proyecto valoran muy positivamente sus esfuerzos: están presentes en 4 zonas de Sur Sudán, han formado a más de 300 maestros, imparten clases de inglés, están formando a enfermeros/as, han logrado casi la igualdad entre mujeres y hombres en sus capacitaciones, han construido infraestructuras, como centros de formación de salud y educación y han rehabilitado como hospital de prácticas un antiguo hospital de la Cooperación alemana de los años 30; y por último, tienen pequeños proyectos de agricultura, regenerando las increíbles tierras fértiles del Sur de Sudán.

Con estos resultados, los integrantes de este proyecto, 27 misioneros, hombres y mujeres que pertenecen a 18 órdenes religiosas distintas y a 17 diferentes nacionalidades han reiterado su compromiso en el terreno. A pesar de que existe un plan de evacuación y que muchas de las agencias y ONGs están saliendo del país; ellos y ellas permanecerán en la zona pase lo que pase, ya que su único objetivo es estar con la gente. Luz Enith, colombiana de nacimiento, dice que el dolor hermana a los pueblos, y que a pesar del tremendo dolor y desgracias que han vivido, están llenos de esperanza. Su imagen favorita es la de los niños que siempre van hacia adelante, “Los niños son los héroes de Sudán, ser niño y/o mujer en Sudán, no es nada fácil, y son la oportunidad de este país”.

 
Más información en: Solidarity with Southern Sudan