Mirar al Sur / Noticias
RR HH - Voluntariado de Verano
Noticias enviadas por los Voluntarios/as de Verano, directamente desde el Sur: India, Bénin, Burkina Faso, Camerún, Costa de Marfil, Etiopía, Guinea Ecuatorial, Mozambique, Rwanda, Tchad, Togo, Argentina, Guatemala, Nicaragua, Perú.
Doucement, doucement… aquí el cuerpo va diferente a un ritmo más lento de lo habitual, es parte de la tropicalización, vivir despacio porque no hay prisa y si quieres ir rápido lo pagas, y caro. C’est l’Afrique. Hace un par de semanas que llegamos - o volvimos - a África. A Burkina Faso. La ciudad más grande es su capital Ouagadougou, la sigue Bobo-Dioulasso a 4 horas en autobús y línea recta, aquí está nuestra casa, en la comunidad de Tounouma a 4 calles del ‘goudron’. Por ir haciendo alguna presentación, el hermano Abel es ‘le paysan’ (ingeniero agrónomo), Jean Bruno el director de la comunidad y del colegio, Pierre nuestro profe de inglés preferido y Gabriel el güelito al que todo el mundo viene a ver.
Kiri situado en el distrito 23 (a las afueras) de Bobo-Dioulasso es nuestro día a día, es un barrio en crecimiento y desde hace 4 años los hermanos tienen una parcela en propiedad con el objetivo de construir una escuela primaria, un secundario, bachiller y un módulo universitario. Por el momento ya tienen la escuelita primaria, y con la ayuda de PROYDE se empieza a construir 100 m. de muro para cercar.
Y aquí con la excusa de poner cuatro ‘briques’, hacer algo de cemento y mover algunas tablas conocimos a Alexis el patrón, un tipo peculiar que siempre ríe, Alfons el chico más joven o eso creemos, trabaja mucho y cuando nos saluda se lleva la mano al corazón (cosas de los jóvenes), también está Salif un poco más reservado que sus compañeros. Por sus nombres sabemos un poco más de ellos. Cada mañana compartimos un poco de trabajo, y entre pala y pala pasamos el tiempo en compañía.
Aunque parezca mentira ya hace una semana que pisamos tierra argentina después de un viaje de muchas horas. El grupo Gente Pequeña de Santander nos encontramos en La Salle Malvinas Argentinas, a unos 12 kilómetros al este de la ciudad de Córdoba.
Estamos muy agradecidos por el recibimiento y la acogida, tanto por la Comunidad de Hermanos como por la gente del barrio, porque desde un primer momento nos hicieron sentir como en casa.
Los primeros dias los pasamos adaptándonos a la vida de aquí, sobretodo al nuevo horario y al frío, puesto que aquí estamos en invierno. Visitamos la Casa de los Jóvenes, único espacio de encuentro, convivencia, aprendizaje… que hay para los chicos del barrio, dondeiniciamos un primer contacto con ellos. Dicho espacio, lo gestionan ellos mismos, sintiéndolo como algo suyo. Para nuestra sorpresa, incluso fuimos invitados por uno de estos jóvenes a ver la final de la Copa de América (Argentina vs Chile) en su casa. También tuvimos tiempo para jugar un partido de fútbol, celebrar juntos la Palabra y pasear por las calles de Malvinas.
Mientras el taxi serpenteaba a toda velocidad por calles abarrotadas y una intensa mezcla de olores inundaba nuestros sentidos, en nuestra mente se iba formando la idea de que esta experiencia no iba a dejarnos indiferentes. Hay quien la conoce bajo el sobrenombre de ‘la ciudad de la alegría’, y no es para menos, ya que Calcuta es una inmensa urbe de grandes contrastes.
Tras 9 horas de viaje, con una breve pero acalorada escala en Dubai (38ºC a la 1 de la madruga), los 3 voluntarios de PROYDE Noroeste aterrizamos en Calcuta a eso de las 8 hora local. Pronto nos íbamos a dar cuenta de que nuestra ‘guía turística’ era alguien especial, Pushpa, una joven monja de la orden de los Sagrados Corazones, nos recibió junto a su compañera Sandhia con un collar de flores. La amabilidad de estas sisters no solo se vio reflejado en el hecho de que nos acompañaran a todas partes, sino que fueron la llave que consiguió mostrarnos multitud de puertas y abrir nuestros corazones a realidades que, nos debéis perdonar, son complicadas de expresar en palabras. Durante los 3 días que permanecimos recorriendo las arterias de esta gran ciudad, pudimos comprobar como todo tipo de vehículos, multitud de animales y personas de toda clase, credo y condición, circulaban a la vez que convivían entre sus incontables calles, en una simbiosis que no muchos lugares del mundo comparten.
Es cierto que cuando llegas a un lugar donde el viento hierve, el calor en ocasiones inhabilita. Te cuesta respirar, caminar e incluso pensar, pero esto no te impide sentir; escuchar, oler, ver, saborear e incluso tocar.
Tres días en África y ya he disfrutado de un buen mango, descubierto el sabor del karité, he visto colores que enamoran en forma de faldas y pañuelos, he tocado muchas manos unidas a sonrisas que expresan “merci” (gracias) “bonne arrivé” (bienvenidos) y aunque es cierto que no soy una mujer objetiva en cuanto a los olores, hay un “algo” diferente que me gusta en ellos.
Ouagadougou, la ciudad de Ouaga, capital de Burkina Faso consiguió que mis sentidos se colapsaran al tratar de entender lo que oía por las calles de una ciudad llena de diferentes olores, recorriendo los entresijos de un mercado lleno de colores, caras y caritas, incluso de aquellas más pequeñas escondidas a la espalda de una mamá o una hermana.
Hace ya algo más de una semana estábamos aterrizando, después de un largo viaje, en Managua, donde tuvimos una fantástica acogida tanto por el personal del Vicariato de Bluefields, que se encargó de que conociésemos un poco más de Managua, como por la comunidad del Instituto Pedagógico La Salle, que se aseguró de que nos sintiésemos como en casa en todo momento.
Pasamos unos días tranquilos por la capital, que aprovechamos para hacer algo de turismo, tanto en Managua como en sus alrededores. Pudimos ver una maravillosa vista de la ciudad desde la Loma de Tiscapa, donde se encuentra un monumento al héroe nacional por excelencia, Augusto César Sandino; también disfrutamos de un paseo a orillas del lago Xolotlán, que baña a la capital Nicaragüense, donde pudimos ver una réplica de la zona vieja de la ciudad antes del gran terremoto de Managua, así como visitar los pocos monumentos que quedaron en pie tras este.
Visitamos también otros edificios de nueva construcción como es la nueva catedral de Managua, la catedral de la Inmaculada Concepción de María, comúnmente conocida como la “huevera” (buscando una foto de la misma se os aclararán vuestras dudas sobre por qué ese nombre).
También pudimos visitar, la Escuela Monseñor Lezcano La Salle, un centro pequeño, en un barrio algo más aislado de la ciudad, y que ha sabido conservar el espíritu de nuestro fundador. En ella se encontraba, además del personal administrativo, una profesora impartiendo clase a unos alumnos, que a pesar de encontrarse en sus vacaciones inter-semestrales habían decidido ir a la escuela para adelantar trabajo del curso escolar.